La conferencia a la que asistimos la denominó “El umbral”
refiriéndose al comienzo de lo creativo. Lo más fascinante a lo largo de su
etapa es despertar la creatividad a tantos estudiantes.
Perea da una gran importancia al dibujo a mano alzada. Parte
de dibujos en tamaños pequeños, de los cuales sale el proyecto final. La
inspiración le llega a través de movimientos rápidos, momento en el que dice “Si sale con barbas, San Antón, y si no, la Purísima Concepción”,
para recalcar que se fía más de la intuición. El dibujo pese a ser intuitivo y
rápido, es exigente al igual que eficiente. Con la mano alzada no se pierde el
tiempo, siempre “tira pa alante”.
Dice que de los buenos estudios de arquitectura deben salir
montones y montones de papel para tirar, dibujos de investigación desechados.
Asegura que podría decir como somos por nuestros dibujos,
pues son el reflejo de nuestra personalidad.
También expresa su gusto por el arquitecto luthier, que
modela, que construye cuidadosamente, afinando hasta que “suene” perfecto.
Para él no hay diferencia entre urbanismo y arquitectura.
Pese a lo que se nos suele decir, él trata de no ir de lo
general a lo particular, sino con todo a la vez. Nos asegura que hay dibujos
que son imposibles de hacer con ordenador. En el dibujo a mano alzada hay que
dar mayor importancia a la funcionalidad (que sea explicativo) que al propio
dibujo en si. Si es un dibujo virtuoso, distrae ese aspecto funcional.
La creatividad asegura que surge en la etapa preconsciente,
como decía Froyd.
Explica la creación de una extensión usando como ejemplo un
pájaro, que ornamente un entorno cogiendo materiales de todo tipo, para crearse
su casa. La extensión libera, pero también limita.
Aspectos que he considerado importantes para él son los
paradigmas de la construcción, la biodiversidad, o la antropología.
Luego como clave de la conferencia me quedaría con que el
dibujo es el mejor medio de investigación arquitectónica, que surge como
equilibrio entre la intuición y la intención. Hay que creer en la magia de lo
inesperado, las pequeñas cosas.
Y cierro este blog con una de las últimas cosas que aclaró:
“no somos alumnos de nadie, sino estudiantes de arquitectura”.